El glioblastoma es un agresivo tumor maligno que representa alrededor del 15 % de todos los tumores cerebrales. Incluso si el cáncer está en un principio controlado mediante un tratamiento, casi siempre vuelve. Las intervenciones quirúrgicas y la radioterapia pueden prolongar algunos meses la supervivencia, pero, por lo general, el cáncer cerebral causa la muerte dentro del primer o segundo año desde el diagnóstico, y menos del 5 % de las personas sobreviven más de cinco años. Igual que el glioblastoma, muchos cánceres de cráneo son difíciles de tratar debido a la sensibilidad del tejido cerebral normal a las intervenciones quirúrgicas y la radioterapia. Sin embargo, cabe esperar que esto cambie pronto, en parte gracias a nuevas terapias facilitadas por aceleradores que producen fuentes intensas de neutrones.
“Si uno piensa en llevar a cabo una reacción nuclear, probablemente no imagine que la cabeza humana sea el lugar más indicado para hacerlo, pero se equivoca”, señala Ian Swainson, Físico Nuclear del OIEA que está ayudando a formular orientaciones del OIEA relativas a aplicaciones de los aceleradores para producir neutrones, por ejemplo, en el ámbito de la medicina. El Sr. Swainson afirma que la aplicación de esta tecnología resulta muy prometedora por lo que respecta a una terapia contra el cáncer concreta: la terapia por captura neutrónica en boro (BCNT). “En determinados cánceres de cabeza, cuello y cerebro, lanzar neutrones a los átomos de boro puede salvar vidas”.
La BCNT se vale del poder destructivo que pueden desatar los neutrones y se basa en localizar lo máximo posible el daño que se producirá en el tumor. Gracias a los isótopos de boro 10, es posible aprovechar la capacidad destructiva de los neutrones. “El boro 10 no es radiactivo, y es excelente capturando neutrones. Así, en una reacción nuclear muy localizada, el boro se divide en dos fragmentos con energía. De ese modo, al inyectar a un paciente fármacos especiales que suministren boro 10 a los puntos donde se encuentre el tumor, estamos apuntando directamente contra el cáncer”, explica el Sr. Swainson.
La disponibilidad de la BCNT, todavía en una fase en gran medida experimental, es limitada, pero la situación está cambiando. En 2020, se iniciaron tratamientos clínicos en dos instalaciones de BCNT situadas en Koriyama y Osaka (Japón). Ese mismo año, el OIEA y la Universidad de Okayama (Japón) acordaron cooperar más en relación con la BCNT organizando eventos, intercambiando conocimientos e información y desarrollando una base de datos de instalaciones de BCNT.
“La BCNT es una vanguardista terapia contra el cáncer —afirmó entonces Hirofumi Makino, Rector de la Universidad de Okayama—. Es la unión feliz de la física nuclear moderna y la biología celular farmacéutica más actualizada. Ahora bien, no hemos de olvidar el largo historial de dificultades en el desarrollo de esta complicada tecnología médica”.