A falta de vacunas y medicamentos eficaces para luchar contra enfermedades como el dengue, Zika y chikungunya, el control de las poblaciones de vectores está considerada la forma más eficaz de combatir estas enfermedades.
Cuba acaba de dar un paso significativo en el control del mosquito Aedes aegypti con el comienzo de la prueba piloto para controlar las poblaciones naturales del vector mediante la técnica del insecto estéril (TIE).
Consiste en liberar machos del mosquito estériles que, al copular con hembras salvajes, reducen su capacidad reproductiva y con ello la natalidad de la población salvaje. Esta tecnología se ha utilizado con éxito durante más de 50 años en todo el mundo para el manejo de diversas plagas de insectos de interés agropecuario.
Para esta investigación los mosquitos fueron colonizados en el Instituto Pedro Kourí a partir de huevos colectados en las propias áreas que serán tratadas y se reproducen de manera masiva en una pequeña bioplanta equipada por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
Los mosquitos se separan según su sexo y los machos en estadio de pupa se trasladan al Centro de Aplicaciones Tecnológicas y Desarrollo Nuclear (Ceaden), donde se esterilizan mediante radiaciones ionizantes. Se retornan al IPK y se espera que emerja el adulto, que es alimentado y posteriormente liberado en el área de estudio. Los mosquitos machos no pican y, en consecuencia, no molestan ni transmiten enfermedades.
Este estudio piloto se ejecuta en el marco del proyecto de cooperación con el OIEA “Demostración de la factibilidad de la Técnica del Insecto Estéril para el control de vectores y plagas en Cuba (CUB5021)”. Se realiza en dos asentamientos poblacionales de alrededor de 25 hectáreas cada uno en las afueras de La Habana, que están relativamente aislados y separados por más de dos kilómetros.
Desde el comienzo del proyecto se diseñó una estrategia de comunicación que tiene como principal objetivo sensibilizar a los habitantes de la comunidad donde se harán las liberaciones de insectos. Los mensajes están enfocados a divulgar los beneficios y ventajas de la técnica, transmitir confianza y lograr la cooperación de todos con la prueba. Los protagonistas de la primera liberación de mosquitos fueron niños de escuelas primarias de la comunidad “El Cano”, que forman parte de un Círculo de Interés de Entomología Social.
Asistieron a esta liberación de mosquitos los pobladores de la comunidad, sus líderes locales, las principales autoridades del gobierno municipal, altos funcionarios del Ministerio de Salud Pública, el representante de la Oficina Panamericana de la Salud en Cuba, directores e investigadores del IPK, la Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada y del Ceaden. También participaron colaboradores del centro Prosalud, médicos, enfermeras y otros trabajadores de la atención primaria de salud.
Los escolares de 7 a 12 años expresaron a los presentes que “los mosquitos machos no pican, no transmiten enfermedades, ni emiten radiaciones”. Finalmente abrieron las jaulas permitiendo la salida de alrededor de 15000 mosquitos machos, que volaron activamente alrededor de los asistentes durante algunos minutos, para después comenzar a dispersarse por la comunidad.
Previo al comienzo de la prueba, el Dr. René Gato Armas, Jefe del Grupo de Control Biológico de Vectores del IPK y coordinador por Cuba del proyecto, explicó que el OIEA ha respondido a la compleja situación de las arbovirosis en América Latina y el Caribe apoyando investigaciones en vigilancia y control de vectores a través de proyectos nacionales y regionales, que cuentan además con el apoyo de la OMS y la OPS.
A través de la cooperación técnica con el Organismo, Cuba ha recibido asistencia científica, capacitación, recursos y equipamiento para realizar los estudios entomológicos y la implementación del proceso tecnológico.
Este proyecto está en el contexto de emergencia regional por el virus del dengue y podría contribuir a la eliminación del virus en la región de Latinoamérica y el Caribe. El próximo paso del proyecto será el escalado de la prueba a una zona más amplia.
Texto: Marta Contreras Izquierdo
Fotos: Manuel Fernández Rondón