El 8 de enero de 1969, coincidiendo con el décimo aniversario de su entrada en La Habana, Fidel inauguraba el Instituto de Física Nuclear de la Academia de Ciencias de Cuba.
Las aplicaciones de las técnicas nucleares en Cuba comenzaron en la década del 40 del pasado siglo, cuando se crea la Comisión Nacional de Aplicaciones de la Energía Atómica a Usos Civiles.
Entre los objetivos de la Comisión estaba impulsar la investigación atómica y sus aplicaciones, fundamentalmente con fines médicos, y distribuir sustancias radiactivas en hospitales públicos y privados. En esos años solo existían varios equipos de terapia con rayos X y uno que funcionaba con radón.
En la década del 50 aparecen los primeros tratamientos con yodo y fósforo radiactivos para el cáncer de tiroides. En 1958 se introduce la primera “bomba” de cobalto para la irradiación terapéutica y se funda el primer banco de multitejidos de América Latina, que utilizaba la irradiación con cobalto. En la industria se utilizó la defectoscopía de rayos X de manera esporádica y algunas compañías norteamericanas aplicaron instrumentos nucleónicos para la prospección de petróleo.
Aplicaciones nucleares en Revolución
Si bien la creación de la Comisión fue un momento importante, la mayoría de esas aplicaciones se debieron a acciones individuales. Solo a partir de 1959, cuando triunfa la Revolución, se dan los verdaderos pasos para la asimilación de las tecnologías nucleares.
Los antecedentes se encuentran en 1953, cuando el joven abogado Fidel Castro, en su histórico alegato La Historia me absolverá, expresó: “…las posibilidades de llevar corriente eléctrica hasta el último rincón de la Isla son hoy mayores que nunca, por cuanto es ya una realidad la aplicación de la energía nuclear a esa rama de la industria”.
La triunfante Revolución encontró un país con una dura realidad: un millón de analfabetos, más de 60% de mortalidad infantil, un tercio de la población desempleada, solo tres universidades y 100 trabajadores en la ciencia.
Lo primordial era cambiar ese panorama e ir creando las bases para un desarrollo futuro, tarea imposible sin contar con una infraestructura científico-técnica adecuada. Entre las primeras instituciones fundadas estuvieron el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología, el Centro Nacional de Investigaciones Científicas y el Instituto de Física Nuclear (IFN), devenido posteriormente Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares.
El IFN tenía como misión iniciar la formación de especialistas nucleares, estimular el uso de fuentes radiactivas y servir de base para la concepción de un programa de desarrollo nuclear.
En 1974 se creó la Comisión Nacional para el Uso Pacífico de la Energía Atómica de Aplicaciones de la Energía y en 1976, en el marco de un importante convenio intergubernamental suscrito con la URSS se incluía la construcción de la primera central electronuclear (CEN).
A principios de los 80 se reestructuró la actividad nuclear, constituyéndose la Comisión de Energía Atómica de Cuba y su brazo ejecutivo, la Secretaría Ejecutiva de Asuntos Nucleares (SEAN), que coordinó los esfuerzos nacionales en esa actividad.
En 1994, con la reorganización de los organismos de la administración central del Estado, se crea el Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) y se adscribe a este, la Comisión de Energía Atómica de Cuba y la Secretaría Ejecutiva para Asuntos Nucleares.
Con este cambio el CITMA se convirtió en el organismo encargado de dirigir, ejecutar y controlar la política del Estado y del Gobierno en relación con el uso de la energía nuclear a través de su Agencia de Energía Nuclear.
La actual Agencia de Energía Nuclear y Tecnologías de Avanzada (AENTA) es hoy un sistema de instituciones que tiene como funciones el desarrollo, promoción y el uso pacífico de las aplicaciones nucleares en diversos sectores del país. También despliega sus actividades en la investigación y aplicación de otras tecnologías de avanzada como el láser, ultrasonido, el impulso a las energías renovables y las tecnologías limpias.
El aniversario 50 del IFN es la primera fecha de un calendario cargado de acontecimientos.
En 2019 Cuba asume la presidencia del Acuerdo Regional de Cooperación para la Promoción de la Ciencia y Tecnología Nucleares en América Latina y el Caribe (ARCAL), que cumple 35 años, y la AENTA cumple 25.
Todos estos acontecimientos se celebran en una Habana que cumple 500 años, por tal motivo el colofón de todas las celebraciones será el “Taller Internacional de Tecnologías Nucleares y Avanzadas para una Habana que crece”, en octubre próximo.
El origen de los meses se remonta al antiguo calendario romano. Enero (en latín “Ianuarius”) era el mes de Jano, dios romano de las puertas y los comienzos. Enero es el mes que “abre” el año para todos, este año especialmente para un grupo de instituciones científicas que son parte del ciclo vital del aquel acontecimiento que comenzó hace 60 años.