Cada año son miles los sismos registrados en Cuba, con una cifra de perceptibles que en los últimos tiempos ha ido desde el pico de 61 en 2016 hasta seis en 2019, aunque el promedio anual entre 2014 y 2021 (exceptuando del cálculo 2016 y 2019) es de unos 18 perceptibles.
El doctor en Ciencias de la Tierra Enrique Diego Arango Arias, jefe del Servicio Sismológico Nacional (SSNC) y vicedirector técnico del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (Cenais), considera que 2021 fue un año promedio en términos de actividad sísmica para Cuba.
“Sin embargo –añade–, se registraron más de 2 700 sismos como réplicas del terremoto de magnitud 7.3 ocurrido el 14 de agosto en la península de Tiburón, situada en el suroeste de Haití, muy cerca de Cuba”.
En el resumen anual 2021 del Cenais se señala que, “debido a la cercanía de esa zona al territorio cubano”, el sismo “se incluyó en el mapa de epicentros, pues indiscutiblemente tiene relación con la sismicidad que se genera en el sector de litosfera que constituye la microplaca de Gonave y en la propia falla Oriente, por la transferencia de tensiones que se produce al liberarse esa energía”.
El catálogo del Cenais sobre terremotos perceptibles en Cuba incluye registros desde 1528. En aquel año (no se cuenta con fecha ni hora), la primera villa cubana, Baracoa, protagonizó el primer sismo de que se tiene información en la Isla.
En la lista aparece el del 11 de junio de 1766, en Santiago de Cuba, considerado el de mayor intensidad (IX en la escala MSK) que ha afectado al país en toda su historia, con una magnitud estimada de 7.6. La memoria recoge el testimonio de Emilio Bacardí y Moreau en Crónicas de Santiago de Cuba: “A las once y cincuenta minutos de la noche (…) un horroroso terremoto llenó de desolación a la Muy Noble y Muy Leal población de Santiago de Cuba, destruyendo la mayoría de los edificios y ocasionando numerosas víctimas.
El 3 de febrero de 1932, Santiago fue otra vez golpeada por un fuerte sismo (de intensidad VIII y magnitud 6.7). El 80% de las edificaciones fueron afectadas, muchas de ellas destruidas, y se reportaron 14 muertos y 300 heridos. Probablemente no hubo más muertes porque –cuentan algunos expertos– los movimientos premonitores, sismos más pequeños antes de que ocurriera el principal, provocaron que la gente ya estuviese en las calles cuando se desencadenó lo peor.
El Dr. Arango Arias explica que las fallas de mayor peligro para el país –por la actividad sísmica que en ellas se produce– son la de Oriente, situada al sur de Cuba oriental, y la Norte de La Española, cuya continuación se extiende al norte del extremo oriental cubano.
Desde inicios de 2017 y hasta el cierre de 2019, el número de terremotos ha estado por debajo del promedio registrado desde 2014, debido fundamentalmente a que no ha ocurrido ningún sismo moderado o fuerte ni ninguna serie de terremotos.
“Este comportamiento de la sismicidad, caracterizado por la ausencia de terremotos moderados o fuertes con sus correspondientes réplicas, o una serie de terremotos sin un sismo principal, como ocurrió al sur de Imías en octubre de 2014, se puede interpretar como un proceso de acumulación de energía que en algún momento pudiera generar una anomalía sísmica importante, fundamentalmente en la zona límite de placas, al sur de la región oriental del país”.
Y otra pregunta que no puede faltar: ¿es posible que haya terremotos de gran magnitud en Cuba?
Arango Arias responde que “no es muy probable que ocurran en Cuba terremotos de gran magnitud, de 8 grados Richter o más, pues tanto las características de las fallas como las de los procesos geodinámicos que ocurren en estas, relacionados con la geodinámica del Caribe, no lo permiten, debido a que los movimientos relativos en los límites de placas no alcanzan las velocidades que en otras partes del mundo como, por ejemplo, Indonesia, Chile o Japón”.
¿Existe alguna relación de este terremoto que afectó principalmente a Turquía y Siria con el terremoto registrado el pasado 8 febrero a 600 km al suroeste de la Isla de la Juventud?
No existe ninguna relación de manera directa, ambos terremotos ocurrieron en zonas límites de placas que no tienen ningún vínculo tectónico. En ocasiones un terremoto fuerte dispara terremotos, principalmente en zonas cercanas al epicentro que están a punto de ocasionar un sismo. Esto puede haber sido la causa del origen del segundo terremoto de 7.5 ocurrido luego de terremoto de 7.8 en una zona de falla cercana. Es importante comentar que las ondas generadas por un terremoto fuerte sacuden completamente al globo terrestre, vibra como una campana y son registradas por todas las estaciones sismológicas de banda ancha del mundo entero por varias horas.