Desde hoy y hasta el próximo viernes se desarrolla en el Palacio de las Convenciones de la Habana, Cuba, el XI Congreso Regional de Seguridad Radiológica y Nuclear, y Congreso Regional IRPACUBA 2018. Hace 20 años atrás Cuba acogió el IV Congreso Regional. ¿Por qué puede Cuba acoger dos congresos de seguridad radiológica y nuclear, que son a su vez Congreso de la Asociación internacional de Protección Radiológica IRPA con la presencia de sus máximas autoridades?
Radiaciones ionizantes y uso seguro Desde el descubrimiento de los rayos X y el fenómeno de la radiactividad natural hasta nuestros días, son muchos los beneficios aportados por las radiaciones ionizantes a la medicina, la investigación y la industria. Por solo citar algunos ejemplos están el radiodiagnóstico, la radioterapia, la generación de electricidad, la radioesterilización, la inducción de mutaciones para la obtención de nuevas variedades, la conservación de alimentos, el control de plagas y el tratamiento de residuales dañinos, entre otros.
Pero como todo quehacer humano, el empleo de las radiaciones ionizantes implica determinados riesgos. Para poder comprenderlos y valorarlos en su justa medida, desde principios de siglo XX nació una disciplina denominada Protección Radiológica, cuya finalidad básica fue determinar y establecer las normas que permitieran, sin detrimento del beneficio del empleo de las radiaciones ionizantes, equilibrar sus posibles efectos dañinos.
Seguridad nuclear y radiológica en Cuba La regulación del uso de la energía nuclear en Cuba se remonta a la década del 40, con la entrada en vigor del Decreto 4054 en el año 1947, que creó la Comisión Nacional para la Aplicación de la Energía Atómica a Usos Civiles con el fin de promocionar la energía nuclear en el territorio nacional, impulsando las investigaciones en la rama de la salud.
Esta institución se disolvió en 1955 y se creó la Comisión de Energía Nuclear de Cuba, con objetivos similares pero adicionándole la posibilidad de instalar reactores y controlar y fiscalizar la actividad. En esta etapa se trataba de normas aisladas que disponían aspectos puntuales respecto al tema nuclear, insipiente entonces en el país. No fue hasta después del triunfo de la Revolución que se dan los verdaderos pasos para la asimilación de las ciencias y tecnologías nucleares. Entre las primeras instituciones fundadas estuvieron el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología y el Instituto de Física Nuclear (IFN), devenido posteriormente Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares.
En 1974 se creó la Comisión Nacional para el Uso Pacífico de la Energía Atómica que posteriormente en el año 1979, mediante el Decreto Nro. 52, pasó a denominarse Comisión de Energía Atómica de Cuba, la que tuvo como función dirigir, coordinar y controlar los esfuerzos nacionales y asesorar al Gobierno sobre la política a adoptar en esta esfera. Así mismo, este Decreto creó la Secretaría Ejecutiva para Asuntos Nucleares, con el objetivo de apoyar las funciones de dicha Comisión, aplicando la política trazada.
El programa nuclear que surgió en 1980 tenía cinco direcciones: la nucleoenergética, las técnicas nucleares, las investigaciones básicas y aplicadas, el sistema de protección radiológica y seguridad nuclear y la formación de especialistas. A ellas se unía la información científica y la divulgación. Un criterio universalmente difundido es la necesidad de lograr una cultura de seguridad nuclear. En este sentido se crearon las bases jurídicas y regulatorias, así como se garantizó la infraestructura necesaria para el uso seguro de las tecnologías nucleares.
En 1985 surgió el Centro de Protección e Higiene de las Radiaciones (CPHR), con funciones técnicas y reguladoras y en 1991 se creó el Centro Nacional de Seguridad Nuclear (CNSN), pasando a este las funciones reguladoras en protección radiológica y seguridad nuclear, y el CPHR se convierte entonces en el órgano técnico nacional encargado de la protección radiológica, que sirve de soporte al CNSN como órgano regulador nacional. En 2002 el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente decide reorganizar la actividad reguladora ambiental y crea la Oficina de Regulación Ambiental y de Seguridad Nuclear, organización superior de dirección que agrupa a cuatro centros que regulan y controlan la seguridad del medio ambiente, biológica, química y nuclear.
Hoy el CPHR coordina toda la vigilancia radiológica en el país. La trascendencia de su labor está en garantizar que el empleo de las radiaciones ionizantes se realice con la mayor protección y el mínimo de riesgo posible para el personal ocupacionalmente expuesto, la población y el medio ambiente. Para ello se cuenta con un sistema de vigilancia radiológica individual y con un sistema nacional para determinar la contaminación interna en humanos, el cual permitió estudiar a miles de niños provenientes de zonas afectadas por el accidente de Chernobyl, mediante un programa entre los gobiernos de Ucrania y Cuba, que tiene más de 20 años.
Están establecidos los sistemas nacionales para el uso de las radiaciones ionizantes y la contabilidad de materiales nucleares, para la gestión de desechos radiactivos de baja y media actividad y para la vigilancia radiológica ambiental del país, sistema capaz de notificar cualquier anomalía radiológica incluso si es generada fuera de nuestras fronteras.
Por su parte el CNSN ejecuta la regulación y el control del uso de la energía nuclear, y la contabilidad y control de los materiales nucleares en el país de forma tal que se garantice la protección de las personas contra la exposición a la radiación ionizante, la seguridad de las fuentes de radiación y el cumplimiento de los compromisos internacionales asumidos por el Estado cubano en estas materias.
Un compromiso compartido El camino recorrido por el país para construir su sistema regulatorio, aunque no se aparta mucho de las pautas generales seguidas por otros países de la región, exhibe quizás como ningún otro un enfoque pionero al aplicar la modelación y análisis de seguridad, empleadas en instalaciones nucleares a las instalaciones radiológicas. La creación del órgano regulador significó un hito en el establecimiento de un régimen regulatorio para el uso de la energía nuclear en Cuba.
Por otra parte se ha desarrollado durante estos años un conjunto de acciones dirigidas al fomento y desarrollo de la Cultura de Seguridad Radiológica, siguiendo la evolución de los enfoques y concepciones de seguridad en las últimas décadas, que reconocen la alta contribución que han tenido los factores humanos y organizacionales en la prevención de los accidentes radiológicos, particularmente las conductas y actitudes de los individuos y las organizaciones que trabajan con fuentes de radiaciones ionizantes.
El Congreso IRPA 2018 se propone, desde la experiencia de Cuba, promover el intercambio de conocimientos y experiencias sobre el quehacer de nuestros profesionales, sus avances y logros, así como los retos en nuestros países en el campo de la seguridad radiológica y nuclear, bajo el lema “Cultura de seguridad, un compromiso compartido”.